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En los meses de alta exposición al sol, las pieles blancas son las más propensas a desarrollar afecciones cutáneas por la exposición solar, por eso en estos casos hay que evitar las quemaduras recordando que el efecto dañino sobre el ADN de la piel es acumulativo y como consecuencia los efectos dañinos suelen verse en la edad adulta o en la vejez.

Los protectores solares son aliados que han llegado para permitirnos hacer una vida al aire libre sin sufrir las consecuencias de la quemadura solar. Se aconsejan protectores con un FPS mayor a 30, repetirlos cada 2 horas y renovarlos al salir del agua.

Luego de una quemadura solar es útil el uso de geles postsolares a base de aloe vera o urea que hidratan y desinflaman la piel.

Los niños menores de 2 años no deberían tener largos periodos de exposición solar ya que es la etapa de la vida donde el ADN celular es más frágil a los rayos ultra violetas. Debe hacerse hincapié en respetar el horario de máxima radiación UV (de 10 a 16 horas).

Como clave para disfrutar de la playa y las actividades al aire libre en verano, se aconseja siempre recurrir al dermatólogo para solicitar recomendaciones en forma preventiva o ante una quemadura solar severa.

Servicio de Dermatología de Clínica Colón