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Cada 30 segundos se pierde una vida debido a las hepatitis en el mundo. Afectan a todos y en todas partes.

La hepatitis es una de las enfermedades infecciosas más frecuentes, con consecuencias graves en la salud de quienes la padecen.

Desde 2010, el 28 de julio ha sido designado Día Mundial de las Hepatitis, con el objetivo de proporcionar una oportunidad para la educación, difusión y mayor comprensión de este importante problema de salud pública, y para estimular el fortalecimiento de las medidas de prevención y control de dicha enfermedad en todos los países del mundo.

Alrededor de 1 millón de muertes anuales se atribuyen a las hepatitis virales.

Por definición, la hepatitis es una inflamación del hígado, mayormente producida por una infección viral. Se conocen 5 tipos principales de hepatitis, denominados A, B, C, D y E.

Las hepatitis A y E suelen ser causadas por la ingestión de agua y alimentos contaminados. Son de gran preocupación por la posibilidad de brotes y potencial de propagación epidémica.

Las hepatitis B, C y D se transmiten a través del contacto parenteral de fluidos corporales infectados. Los modos de transmisión incluyen la recepción de productos contaminados con sangre o hemoderivados, procedimientos médicos invasivos; la hepatitis B también se puede transmitir de la madre al recién nacido durante el parto, de un miembro de la familia al infante y también por contacto sexual. Las hepatitis B y C conducen a la enfermedad crónica de cientos de miles de personas, y en conjunto son la causa más común de cirrosis y cáncer.

La hepatitis aguda puede presentarse de manera asintomática o con síntomas limitados que pueden incluir ictericia (coloración amarillenta de piel y mucosas), orina oscura, materia fecal clara, náuseas, vómitos, dolor abdominal, fatiga extrema.

¿Por qué es importante que las personas conozcan si están infectadas con alguna forma de hepatitis viral?

Porque el diagnóstico precoz permite una mejor aproximación terapéutica y porque es importante conocer esta condición para prevenir la transmisión.

Prevención

Tanto para hepatitis A y B existen vacunas para prevenir la enfermedad, fundamentalmente sus formas más severas.

El tamizaje de sangre utilizada para transfusiones puede prevenir la transmisión de hepatitis B y C, al igual que los cuidados en usuarios de drogas inyectables, y las prácticas sexuales seguras. Alimentos y agua seguros proporcionan la mejor protección contra hepatitis A y E.

La hepatitis B y C, que pueden cronificarse, tienen tratamiento, aunque no siempre están accesibles.

La pandemia por COVID-19 ha dejado relegada otras patologías. Los testeos para hepatitis están disponibles en laboratorios privados y públicos….por lo cual no se debe perder la oportunidad de testear a la población en la consulta médica.

La hepatitis no puede esperar….hacer la prueba salva vidas.

Dra. Verónica Aló
Servicio de Gastroenterología
Consultorio de Hepatología
MP. 94.443

Av. Colón 3651, Planta Baja – Consultorio 12. Tel.: (0223) 499-2566