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Los requerimientos que exige hoy la competencia deportiva incluyen, además de la preparación física y un adecuado trabajo técnico táctico, el cuidado de lo que algunos entrenadores llaman “entrenamiento invisible”, que es aquello que depende del deportista, como por ejemplo: el descanso apropiado, una alimentación adecuada y la mantención de una estructura corporal ideal. Vale destacar, que alimentarse correctamente no solo es óptimo para rendir mejor físicamente, sino que es primordial para evitar futuras lesiones, ya que frecuentemente se observa que una nutrición deficiente es la responsable de ambas situaciones. En el campo de la nutrición, siempre se esperan soluciones rápidas y mágicas que muchas veces confunden al deportista. No obstante, tener conocimiento de cómo debe estar compuesta la alimentación, qué nutrientes se necesitan y en qué momento o cómo reponer energías antes, durante y después de una actividad, hace la diferencia. La investigación nos demuestra que debe realizarse una comida sólida tres o cuatro horas antes de la competencia, tiempo suficiente para que se efectúe la digestión y absorción de los nutrientes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la tensión emocional o ansiedad antes de realizar actividad física pueden prolongar este tiempo. De ahí que la composición de la comida sea fundamental, ésta debe contener gran cantidad de hidratos de carbono como suministro energético y ser baja en grasas, proteínas, fibra y azúcares para facilitar la digestión y evitar cualquier trastorno gastrointestinal, como diarreas, náuseas o acidez. Mediante la experiencia, el deportista aprenderá cuales son los alimentos que no le convienen durante el entrenamiento y en consecuencia los eliminará antes de la competición. Se debe asegurar una adecuada ingesta de líquidos, especialmente si la competencia va a ser de larga duración o a una temperatura ambiente elevada, el cual se ha de ingerir 30 minutos a una hora antes, para una apropiada hidratación y evacuación. Está de más decir que la deshidratación previa sumada a la sudoración generada, produce fatiga y disminuye el rendimiento, situación que deja a los deportistas expuestos a sufrir una lesión futura. Como conclusión, hay que entender que no hay un solo alimento que nos aporte todo lo que necesitamos o dieta milagrosa para la competición. Una alimentación saludable adecuada, junto con determinadas modificaciones alimentarias, son las claves del éxito para optimizar el rendimiento deportivo y conseguir ventaja en la competencia.

 

Pautas generales

· El estómago debe estar relativamente vacío antes de iniciar la competición.

· Evitar sensación de hambre, debilidad o fatiga.

· Evitar alimentos que generen distensión abdominal.

· Proporcionar una cantidad adecuada de suministro energético derivada de los hidratos de carbono a la sangre y músculos.

· Proporcionar una cantidad de agua para evitar deshidratación.  

María Magdalena Reina

Nutricionista 

MP 2036

Consultorios de Clínica y Maternidad Colón

Bolívar 3585, PB, tel.: 499-2611